domingo, 18 de septiembre de 2011

Cosquillas que no dan risa

 Todo parecía normal, el Sr, Abel Toledo y su esposa Ana estaban muy contentos en el primer cumpleaños de uno de sus sobrinos, habían niños por doquier en aquel parque, aquellos pequeñines estaban tan contentos jugando en la grama, otros cantando, lanzándose de los toboganes, cuando de pronto la Sra. Ana empezó a sentir fuertes dolores, aquel dolor era insoportable y la llevaron de emergencia al hospital, la Sra. Ana está  en proceso de parto, al fin tendrán a su deseado hijo, ya el Sr. Abel tenía planeado jugar futbol con él, hablar de chichas algún día, estaban emocionados por su primer hijo, sería su primogénito y un varón, el Sr. Abel estaba en sala de espera impaciente por ver a su esposa y conocer a su hijo, hasta que salió la Dra. y le dijo:

-Felicidades! Es una niña.

-¿una niña?- dijo sorprendido Abel-

No había terminado de hablar cuando la Dra. respondió: - al parecer hubo un error, estamos tan sorprendido como usted, si desea puede pasar a ver a su esposa.



Al ver la Sra. Ana el rostro de su esposo notó que estaba decepcionado, pero se miraron fijamente y con una sonrisa decidieron llamarle Anabelle puesto que tenían planeado llamarle Abel como su papá, pero vistas las circunstancia hubo cambio de planes.

Anabelle fue creciendo y ya tiene 16 años, nunca le faltó algo, tiene unos padres que le aman, una hermanita coqueta, le dan todo lo que desea, es inteligente y muy bella, pero hay un detalle, Anabelle no es feliz.

Ella cree que su vida es un error, siente que nadie puede entenderla, no encuentra una razón de ser, un propósito o un sueño por el cual valga la pena vivir y debido a eso ha estado actuando un poco extraño.

-No entiendo por qué está tan rebelde- decía la Sra. Ana a su esposo.
El Sr. Abel estaba pensativo, por su mente pasaban tantas interrogantes,
¿En que hemos fallado?, ¿acaso no le dimos suficiente?, le hemos dado lo mejor.

Eran las 2 am y los Señores  Toledo estaban en el sofá preguntándose ¿Dónde estaría Anabelle? , de repente escuchan  un leve sonido proveniente de la puerta principal, era Anabelle  estaba descalzada, tenia  los zapatos colgando de su mano, su cabello estaba alborotado y su aliento daba a entender que había estado ingiriendo alcohol, sus padres le llamaron la atención, pero ella descaradamente  los ignoró.

Sus padres estaban muy preocupados  y Anabelle iba de vicio en vicio, ya no eran las bebidas alcohólicas ahora estaba atrapada en el mundo de las drogas, las ansias y el anhelo por ser feliz la estaban llevando por sendas de perdición, algo que la hiciera feliz, algo que le hiciera reír con libertad y en su afán por encontrarlo solo halló cosquillas que no dan risa, tenía todo lo que un joven desearía tener, una familia, amigos, todo cuanto quisiera tener, pero ella prefirió las cosquillas que no le causaban risa, prefirió aquello que le hacía daño tanto a su familia como a su vida misma.

Lo que no sabe es que ella no es un accidente, ella nació con un propósito al igual que cada uno de nosotros, no estamos en este mundo por casualidad.

Anabelle ha decidido apartarse de estas cosquillas momentáneas, esos vicios que le daban placer por un instante, se dio cuenta que no estaba logrando lo que quería, ese deseo ardiente por  ser feliz y decidió internarse en un centro de rehabilitación para jóvenes que alguna vez estuvieron buscando la felicidad con cosas equivocadas y allí conoció a la persona más especial que le dio la felicidad que tanto había anhelado.

Algo maravilloso ha pasado en la vida de la protagonista de esta historia, conoció el amor, y no me refiero a un novio, me refiero a aquel que es verdaderamente capaz de amarnos incondicionalmente, que entregó a su hijo para morir no solo por ella, sino por cada uno de aquellos que prueban de todo por encontrar una total felicidad.



Si no eres completamente Feliz es porque no has  conocido completamente a  Cristo.

                                                      
                                                                                                                                     Teokraciat






domingo, 28 de agosto de 2011

¿A donde vas?

¿A dónde vas? Fue la pregunta que le hizo Daniel a su amigo Carlos en aquella tarde lluviosa, era casi imposible ver los rayos del sol, era muy fuerte la lluvia, todos caminando apresurados con sus paraguas abiertos, ya casi terminaba la jornada de trabajo de aquel dia.
Carlos continuaba su camino sin responder a la interrogante de su amigo, Daniel supuso que debido a la torrencial lluvia no escucho, así que decidió seguir a Carlos hasta que se detuviera y poder hablar quizás tomarse un chocolate caliente, el frio era terrible.
Carlos continuaba caminando tratando de que Daniel se cansara y dejara de seguirlo, Daniel no entendía, era obvio que estaba lloviendo por consiguiente había que agilizar el paso pero la actitud de Carlos les pareció algo sospechoso, lo había ignorado por casi media hora, habían dejado atrás un par de cafeterías donde bien pudieron esperar que la lluvia cesara, Daniel no aguanto y perdió la paciencia y se apresuro a tomar el brazo de Carlos para detenerlo.
-¿Qué pasa?, ¿Por qué caminamos sin detenernos? – expreso Daniel un poco molesto. Carlos lo miro a los ojos un poco tristes y le dijo- Sígueme!
Daniel respondió con una risa un tanto irónica- Tengo más de media hora siguiéndote y ¿todavía tienes el descaro de decirme que siga tu estúpido juego de atrápame si puedes? Dime ya de una vez ¿A dónde vas? Carlos trata de negociar con Daniel diciéndole- Si me sigues prometo decirte a donde voy. Daniel aun molesto acepta.
Carlos toma la ruta contraria de donde ya tenían más de media hora caminando y Daniel quiso reclamar pero prefirió guardar silencio y seguir, después de casi cinco minutos tomaron la calle que va hacia el cementerio y a Daniel le pareció extraño e incluso se asusto pues el es coimetrofobico (le tenía miedo a los cementerios) debido a que a la edad de seis años perdió a su padre en un fatal accidente con una motocicleta y desde el entierro de su padre sufre este miedo.
Cada vez más se iba acercando a la entrada del cementerio y Daniel debido a su fobia dio un vistazo a su alrededor y pudo notar que habían un par de automóviles conocidos en el estacionamiento y al entrar se dio cuenta que estaban sus familiares y amigos allí.
Hace un par de días la Señora Aurora quien era la mama de Daniel sufrió un terrible infarto debido a que tenía problemas cardiacos severos desde hacían dos años.
¿Cómo es que Daniel no sabía que su madre había muerto?
Daniel Venegas es un publicista muy aplicado, consiguió un buen empleo en el exterior, Buenos Aires lo recibió hace tres meses y decidió viajar el fin de semana para ver a su familia, la última vez que hablo con su mama fue hace dos días cuando el llamo para avisar que estaría en su país el viernes.
¿A dónde vas? Fue la pregunta que Daniel le hizo a Carlos al principio en frente del aeropuerto cuando Daniel llego de Argentina, Carlos sabía que Daniel llegaría ese día.
Carlos en realidad no iba a un lugar especifico, solo quería caminar y caminar como en los viejos tiempos cuando salía con Daniel y La Señora Aurora quien fue como una madre para el puesto a que su mama murió dándole a luz.
 

¿Alguna vez te has hecho esta pregunta?
 

¿A dónde voy?
 

Muchos en el mundo van caminando y caminando sin saber a dónde van, solo caminan porque ven a los demás caminar, sin metas, ni sueños, lo que no saben es que al final cuando decidan parar se darán cuenta que no han hecho nada y no poseen lo que desean.
 





Y Tu: ¿A dónde vas?

                                                        JulioTT